Antes de la evolución del estado, en la mayoría de las sociedades grupales y aldeanas el ser humano medio disfrutaba de libertades económicas y políticas que hoy sólo goza una minoría privilegiada. Los hombres decidían por su cuenta cuánto tiempo trabajarían en un día determinado, en qué trabajarían... o si trabajarían. A pesar de su subordinación a los hombres, las mujeres generalmente también organizaban sus tareas cotidianas y se fijaban un ritmo sobre una base individual. Existían pocas rutinas. La gente hacía lo que tenía que hacer, pero nadie les decía dónde ni cuándo. No había jefes ni capataces que se mantuvieran apartados ni que controlaran el trabajo. Nadie les decía cuántos ciervos o conejos tenían que cazar ni cuántas batatas silvestres tenían que recoger. Un hombre podía decidir que el día era bueno para estirar el arco, para apilar hojas, para buscar plumas o para holgazanear por el campamento. Una mujer podía decidir que buscaría raíces, recogería leña, trenzaría una cesta o visitaría a su madre. Si se puede confiar en que las culturas de los pueblos grupales y aldeanos modernos revelan el pasado, las tareas se cumplieron de este modo durante decenas de miles de años. Además, la madera para el arco, las hojas para el techo, los pájaros que daban plumas, los leños de los gusanos y la fibra para la cesta estaban allí para que todos los cogieran. La tierra, el agua, los vegetales y los animales de caza eran propiedad comunal. Todo hombre y mujer tenía derecho a una porción igual de naturaleza. Ni las rentas ni los impuestos ni los tributos impedían que la gente hiciera lo que quería. Todo esto fue arrasado por la aparición del estado. Durante los últimos cinco o seis milenios, las nueve décimas partes de todas las personas que vivieron lo hicieron como campesinos o como miembros de alguna de las castas o clases serviles. Con la aparición del estado, los hombres comunes que intentaban utilizar la generosidad de la naturaleza tuvieron que conseguir el permiso de otro y pagarlo con impuestos, tributos o trabajo extra. Fueron despojados de las armas y de las técnicas de la guerra y la agresión organizada y éstas entregadas a soldados-especialistas y policías controlados por burócratas militares, religiosos y civiles. Por primera vez aparecieron sobre la tierra reyes, dictadores, sumos sacerdotes, emperadores, primeros ministros, presidentes, gobernadores, alcaldes, generales, almirantes, jefes de policía, jueces, abogados y carceleros, junto con mazmorras, cárceles, penitenciarías y campos de concentración. Bajo la tutela del estado, los seres humanos aprendieron por primera vez a hacer reverencias, a humillarse, a arrodillarse y a saludar humildemente. La aparición del estado significó, en muchos sentidos, el descenso del mundo de la libertad al de la esclavitud.
Caníbales y reyes(1977) - Marvin Harris (cap. 7 El origen de los estados prístinos)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias. Esto fué muy interesante, por ser tan cierto y cansador.

Será bueno, para todos, que volvamos a lo simple y descartemos todos estos 'sistemas de creencias' que lo único que hacen es esclavizarnos a una estructura que no funciona ni tiene ánimo de funcionar para todos.

En esencia, mucho es una falacia.

Elle

Oscar Alvarenga dijo...

Borges escribió: "Creo con el tiempo merecemos que no haya gobiernos".

Hola Elle, muchas gracias por tu comentario.

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