vengo del espejo, había un sujeto ahí, es decir, un cúmulo molecular alrededor de un abismo de espacio vacío, —yo, que siempre he odiado las descripciones físicas, intento esta:—, tenía el pelo ralo con visos de una incipiente calvicie, en sus rasgos faciales creí entrever una cierta medianía,  —unas glándulas sebáceas demasiado entusiastas quizá—, el sujeto usaba anteojos y detrás de los anteojos, ojos con signo de cansancio; mediano de estatura, delgado de complexión, aunque con una importante convección a la altura del abdomen; vestía con descuido, aparte de lo cuál el sujeto parece pertenecer al tipo de persona con la cualidad de pasar inadvertido en todo momento; pero, si uno insiste en observarlo pasando por alto los obstáculos ya descriptos, el sujeto transmite un cierto aire de estar absorto  —yo diría, (y esto es aventurarse y entrar en terrenos escabrosos)— en cavilaciones que lo sumen en un nerviosismo y un derrotismo casi tangible, es decir tensión irresoluta; termino mi observación haciendo notar que después de este ejercicio he terminado experimentando unos pequeñísimos mareos, hecho que trajo a mi memoria una escena de una de mis películas favoritas: Deconstructing Harry; tengo la impresión de haber estado observando a un sujeto algo fuera de foco

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