me mantengo a flote, aún sin razones a las que aferrarme, la eterna pregunta ¿por qué?, ya es un grito de rabia y resignación, un animal de costumbres, escondido en la oscuridad de la soledad, soñando con algo de luz, aunque en realidad la temo y huyo de ella.
Tanto dolor, tanta maldad, y me ato las manos para tener una excusa y poder convencerme de mi propia inutilidad, el mundo gira igual, y no le importa mis estúpidas excusas, y mis sueños de algo mejor para nada son suficientes y una vez más aquello de que no es suficiente es toda la historia de mi vida.
Me consuelo con la tonta esperanza de encontrar o que me encuentre alguien que intente entenderme, alguien que le encuentre un uso a este montón de ideas inútiles y sin sentido.
Alguien... como odio esa palabra...
No hay comentarios:
Publicar un comentario