La corrupción e ineptitud de las autoridades nos afecta a todos, como un virus contagioso se propaga y está presente hasta en el aire que respiramos, hasta el más íntegro y honesto ciudadano es rehén y cómplice, un eslabón más en una intrincada y macabra cadena que en forma de red es tejida para esclavizarnos, despojarnos de lo poco que nos queda de dignidad. Nos mienten, sabemos que nos mienten (y hasta saben que sabemos), pero actuamos como si les creyeramos porque no estamos dispuestos a enfrentar las consecuencias de actuar de acuerdo a la verdad (o a lo que consideramos que es la verdad).
Mentiras, sobre mentiras, sobre mentiras, terminamos agotados tratando de que éstas no se derrumben sobre nuestras cabezas, ya no hay tiempo para pensar en la verdad, si no hay verdad no hay libertad, si no hay libertad no hay dignidad, sin dignidad no somos humanos. Solo tenemos copias falsisficadas de la verdad, libertad y dignidad (aunque parece ser que nos bastan).
Solo espero que para cuando queramos cambiar las cosas no sea demasiado tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario