Cuando daño hemos causado, cuanta codicia, codicia de riquezas, codicia de sangre, hemos destruido y nos hemos destruido a nosotros mismos también, el otoño ya no es más otoño, toda su magia se está desvaneciendo por completo. Otoño para calmar mis ansias, otoño para suavizar mi misantropía. Pero a cambio, un sol enloquecido, herido, furioso, que llora silencioso todas las traiciones a las que lo hemos sometido. El tirano Tiempo aprovecha sin pudor nuestras desgracias autoinflingidas, nos encierra en sus estrechas prisiones, con salvaje tortura nos cambió la mente y ya no reconocemos a la antigua dama a la que llamaban Libertad.

No hay comentarios:

Archivo del blog