Es diminuto el margen del que dispone el extra para robarse la película, sin que nadie —que pueda remediarlo a tiempo— se entere; un gesto desapercibido, un parpadeo desaprensivo, un muy ligero paso en falso.
Endorfinas. Quién sabe si logrará liberar las esporas de una enésima revolución.
Podría asegurar que ese hombre inánime alguna vez amó, ese que es menos que un hombre. Lo que el quería era engañar a su destino, es por eso que se desnudó ante él para que no pudiera reconocerlo. Los que lo buscaron jamás lo hallaron, él olvidó su nombre.
Supe que lo que él realmente deseaba era participar de la belleza. Se conformaba con verla a lo lejos, la recreó en cercanías artificiales que con el tiempo resultaron defectuosas, ensayó mil puentes colgantes que cayeron al abismo antes de llegar a ella. Se conformó con verla a los lejos.
Se nos esta yendo la vida, se nos fue, y talvez debiera preocuparnos el que no nos importe. ¿Y qué de aquellas personas a las que les fallamos miserablemente?, ¿no le debemos al menos un último «lo siento»?
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