...tengo algo que decir. El fiscal no ha sido generoso con sus alabanzas,pero al menos ha admitido que tengo cerebro. Gracias, Monsieur, sí que lo tengo. Durante 35 años utilicé mi inteligencia con honradez; después, nadie supo apreciarla. De modo que me vi obligado a montar mi propio negocio; en cuanto a ser un asesino, ¿no lo fomenta la propia sociedad? ¿no es la misma sociedad la que fabrica las armas con el único propósito de matar? ¿no se han utilizado estas armas para matar mujeres, incluso a niños inocentes, de una forma en verdad científica? Como asesino de masas, no soy más que un simple aficionado. Sin embargo, no quiero perder la calma porque muy pronto, voy a perder la cabeza. No obstante, antes de dejar esta brillante existencia terrenal debo decir lo siguiente: Les veré a todos muy pronto, muy pronto...
—Vaya, vaya, Verdoux... Debe admitir que el crimen no compensa.
—No a pequeña escala, caballero.
—¿Qué es eso del bien y el mal?
—Fuerzas arbitrarias. El exceso de una de ellas nos destruiría.
—Nunca puede haber demasiado bien.
—Nunca ha habido bastante, no lo sabemos.
—Le he apoyado durante el juicio, déme una historia con moraleja. Usted que ha sido el trágico ejemplo de una vida criminal.
—No veo quién podría ser un ejemplo en estos tiempos criminales.
—Usted sin duda, que ha robado y asesinado.
—Eso son negocios.
—Otros no hacen negocios así.
—Yo diría que los más grandes negocios, las guerras, los conflictos, todos son negocios; por un asesinato se es un villano, por miles se es un héroe, los números santifican, amigo mío
—Estoy en paz con Dios, mi conflicto es con la humanidad.
Monsieur Verdoux(1947), escrita y dirigida por Charles Chaplin
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