exialiado para siempre del Lejos en el que nunca he estado del Centro en el que nunca estaré, acostumbrándome a desacostumbrarme, pensando no más que en no pensar, levitando la vida, yo no-yo antiyo

todo a lo que uno es capaz de renunciar, todo aquello de lo que uno es capaz de prescindir
al final hasta la vida misma es prescindible

sin disfraz —sin persona— no hay reflejo en el espejo solo escalofríos

hay un ajetreo brutal y sangriento de hombres-insecto, yo que tengo mi quietud de hombre-hongo y hombre-brizna

no hay cuerpo alma y espíritu: hay cuerpo cerebro y adn

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