Absorto en mi hermética y eremítica existencia, a veces atisbando por entre mis celosías a la ajetreada multitud, sin acabar de desechar la minúscula posibilidad de que un alma sensible se detenga a intentar escuchar la desdibujaba y evanescente música que no puedo externalizar.
Talvez esa persona pueda ayudarme, si es que existe.
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