mi voz es un lamento antiguo, antiguo como el hombre mismo, rendida a lo absurdo del fatídico destino, atormentada por los desaciertos aberrantes cometidos en un funesto pasado y más aún todavía por la condena inamovible de volverlos a repetir una y otra vez.
mi llanto es un silencio enorme, sin lágrimas, aprendido de los inaudibles sonidos con los que la tierra gime y solloza las injusticias de sangre, metal y pólvora que han quedado incrustadas en sus entrañas.

¿Son las ruinas del pasado vestigios de tiempos mejores o artimañas que el destino urde para convertirnos en líneas de un bucle infinito?

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