es que me cuesta creer que uno persona puede alcanzar tal perfección, que pueda llegar a trasmitir pasión de una manera tan poderosa, y no puedo evitar mirar todos los años de camino en círculos en los que he estado atrapado, años de perseguir huidizos fantasmas, de las promesas que no hacen pero que siempre escucho, el sentir que todo este peregrinar han hecho de mi otro fantasma, pero uno absurdo y sin sentido. Cada vez que escucho a algún gran maestro tengo ganas de ir hasta el puente y arrojar mi guitarra al río.
Siempre tomo los caminos largos, las sendas de otoñal soledad y sus hojas secas que surcan el aire con valentía, no sé a donde terminará por llevarme mi caprichoso peregrinar.
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