Este corto periodo de existencia física apenas nos da tiempo suficiente como para tallar nuestras propias lápidas. Particularmente me gusta la mía, gris, sin palabras, silenciosa, opaca, anónima, toda cubierta de polvo. De hecho pudiera decirse que en mi caso el polvo sirve muy bien de epitafio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario