no pensar, no decir, que nunca podrías notarme señalándote una señal, un atajo, hacia mi. esto está poniéndose feo, y me pregunto si no me ayudarías a minar de vejaciones a esa soledad que amo tanto, —solo por un momento—; porque está doliéndome el mundo, y creo que me vendrían bien, amor, algunas endorfinas.
yo que soy un ánima estéril, soluble y parsimoniosa danzando en desazón —descompasado— la acre danza de la existencia.
se que es mucho pedir, pero... ¿podría usted divina dama hacerme el honor de concederme esta pieza?

No hay comentarios:

Archivo del blog