Viejo compañero, estamos perdiendo la batalla, otra vez. Nos deshicimos de las flores amarillas, pero no será suficiente, lo sabemos, nunca es suficiente.
Me desagrada la palabra talento porque es un muro que nunca podré escalar, un muro que me acorrala y a la fuerza me retiene en este reducido territorio de nombre Mediocridad. Se respira el penetrante olor a fracaso en el ambiente, lo bueno es que con el tiempo te terminas por acostumbrar.
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