Tretas mentales, tretas que nos libren del inefable abismo de la nada, que nos disfracen frente al espejo con máscaras de facciones hermosas y magnificentes vestiduras, a la vez que nos impidan ver nuestros rostros demacrados y nuestra famélica desnudez. Tretas que nos mantengan a salvo de la brutalidad en que fuimos concebidos, que nos convenzan de que somos los buenos en esta historia, que la verdadera maldad y los verdaderos malos habitan lejos y que nada tenemos que ver con ellos. Tretas que nos permitan llegar a un pleno convencimiento de que las injusticias, la impunidad, la hipocresía que cometemos y con las que acometemos para beneficiarnos tienen una explicación moralmente razonable. Nuestras verdades están construidas a base de tretas y mecanismos mentales. Talvez no estemos preparamos para el horror de la verdad... Y eso si es que hay una.
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