Empieza a preocuparme el día del desengaño. Y la miseria de hoy. Lunes. Un magnetismo vertiginoso e indómito oculto bajo esta tierra bendita/maldita arrebata violentamente mi sangre maldita/bendita ferrosa y herrumbrada, sumiéndome en un espantoso abatimiento. Los odios que me prenden y los placebos que me calman. La lucha contra el mito. El deseo. La serie de vendas sobre mis ojos que coloco con maestría. Las vueltas para despistar, para distraer. El perder todo equilibrio. La caída. El grito y el silencio. La rabia. La nada. La muerte: ausencia de dolor/placer. El tiempo, tiempo; no el tiempo muerto, sino el tiempo impasible e invariable que me atenta. La pelea que doy a mi manera, los demonios que se extravían en mis laberintos, despistes y pequeñas victorias en una guerra perdida de antemano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario